Cuaresma, un tiempo de esperanza
Nuestro consiliario ofrece una reflexión sobre la Cuaresma como un momento para la esperanza, para preparar el árbol de la vida
Vivimos en este mundo tan lleno de ruidos, en una constante “montaña rusa” de acontecimientos, que podemos llegar a vernos vacíos, secos, carentes de sentido. Como un árbol sin hojas, adormecido, que incluso parece “muerto”. Un árbol que necesita despertar para poder ser portador de vida.
¡Cuaresma! Comienza a preparar el árbol de la vida. El Espíritu, que empujó a Jesús al desierto, nos va a llevar a nuestro propio desierto donde hemos de encontrarnos con nosotros mismos para despojarnos del “hombre viejo” que llevamos dentro y renovarnos.
Las tentaciones van a ser muchas, como le ocurrió a Jesús: la envidia, el orgullo, la comodidad, la pereza, la desesperanza, … Pero no estamos solos, Dios nos acompaña. En el silencio del desierto, en medio de las tentaciones, es ahí donde podemos escuchar a Dios. Pero este tiempo no tiene que ser un tiempo de tristeza. Más bien es un tiempo de oportunidades para contagiarnos de la alegría y la esperanza de la Buena Noticia que nos promete Jesús: “Alegraos, porque el Reino de Dios está cerca”. Jesús nos invita a contagiarnos de la Buena Noticia y de esta manera poder contagiar de Evangelio a un mundo que tanto lo necesita.
¡Cuaresma! tiempo para descubrir lo que Dios ha hecho en ti.
La Cuaresma siempre nos invita a parar un poco nuestra vida y a tratar de ver qué tenemos por dentro y cómo funcionamos. Dios, en nuestra vida y con nuestra vida, ha hecho y hace cosas grandes. La cuestión es que, la Cuaresma, es un tiempo especial y particular para tratar de descubrir esos dones que Dios nos da y nos concede, descubrir esa huella de Jesús impresa en ti. ¿Te atreves?
En esa tarea nuestras «brújulas», nuestras guías, serán siempre la Palabra de Dios de cada domingo, y la oración; ambas serán nuestras grandes aliadas. Serán como la tierra buena y acolchada que necesitan nuestras raíces; una tierra limpia de obstáculos y rica en nutrientes. Una tierra firme que nos proporcione el apoyo necesario para resistir tormentas, inundaciones y vendavales
«Es un tiempo de oportunidades para contagiarnos de la alegría y la esperanza de la Buena Noticia»
